Llevaba dos
días encerrada en mi habitación, tratando de plantear simples ideas en papel.
Me sorprendía
que los pecados no me hubieran molestado por lo de Avaricia, pero el plan para
encontrarlo ya había comenzando.
Estos días de
soledad me habían servido para aclarar bien mis ideas y saber cuáles son los
pasos a seguir de mis múltiples planes, el primero de ellos, ocultarme de Syn.
No necesitaba
acosadores por el momento.
Tenía todo
listo para el maravilloso plan que tenía en mente, aunque lo que me impedía
empezarlo de lleno era mi nuevo trabajo.
Salí de mi
habitación y me dirigí inmediatamente a la oficina de Jimmy.
-a quien
tenemos aquí…- dijo, al verme aparecer
-trátame con
respeto, soy tu jefa- dije, sentándome frente a él
-bien… jefa-
dijo, remarcando la última palabra- que la trae por aquí?
-quiero que
reúnas en este preciso momento a los pecados, necesito hablar con ellos
-ya
encontraste a Avaricia…?
-me viste
salir de mi habitación?
-no?
-entonces no
preguntes tonteras- dije- tengo que comunicarles algo
-puedo saber
de qué se trata?
-lo sabrás
ahí
-algo más?
-si, volveré
a mi habitación porque el aire puro comienza a dañarme- dije, levantándome del
asiento- infórmame cuando ya estén todos listos
Camine
rápidamente hacia mi habitación, sin detenerme en nada.
Había estado
mucho tiempo alejado de ella.
Me acerque a
mi escritorio, tome todas las hojas escritas y las comencé a quemar.
Escribirlas me ayudaban a memorizar y no necesitaba que de alguna u otra forma,
ellos se enteraran y menos, de lo que Jared tenía en mente.
-Sam…?- la
voz de Jimmy se escuchaba en la puerta, así que gire en la silla, para quedar
frente a él
-si…?
-están todos
listos
-ve con
ellos, bajo en seguida
Cuando baje,
los encontré a todos levemente sorprendidos, ya que, digámoslo, pasaron dos
días sin verme. Lo más probable era que pensaran que estaba muerta.
Estaban
todos, así que era verdad lo que suponía: estaban en casa
Jeje, que
comience el juego!
-chicos, los
he reunido porque les informare de pequeños cambios que he realizado a su
rutina y obligaciones, así que no quiero que ninguno me interrumpa. Al final,
habrá tiempo de preguntas ¿Entendido?- dije y todos asintieron, más cara de
sorprendidos- mientras estaban bajo el mando de Jared, no tenían obligaciones
con respecto a cuantas personas debían atraer a su respectivo pecado, bueno,
eso va a cambiar. Cada uno debe darle su pecado a mínimo, cinco personas al día.
Los casos difíciles que se les presenten, como que tiene más de un pecado y
blablablá, me las informan y yo me haré cargo ¿Preguntas?
-Yo- dijo
Andy, levantando la mano- cinco personas al día? No es mucho?
-hay millones
y millones de personas dando vueltas por ahí y millones más por nacer ¿Tú crees
que es poco?, siguiente
-cinco
personas solamente al día?- dijo Ronnie
-como mínimo,
si son más, bienvenidos sea, si son menos… ahí veremos que hacemos- dije- lo
siguiente, antes de que sigan con las preguntas… lo otro que debo informarles
es que yo me haré cargo de los castigos en los círculos, les preguntare a
ustedes cualquier duda, pero yo haré efectivos los castigos
-porque tú?-
dijo Matt- porque no nosotros, sabemos mejor acerca de las personas que tu
-ya sabes, me
gusta la sangre, tripas, gritos y esas cosas medias feas
-pero todavía
no entiendo…
-no hay nada
que entender Matt, yo castigo ahora. Punto. ¿Algo más?
-no- dijo
Ronnie- al menos de mi parte esta todo claro: cinco personas al día mínimo, no
más castigos en los círculos. Tomo nota
-entienden
todos?- todos asintieron- bueno, quedan libres. Mañana parten estas nuevas
reglas. Pueden retirarse- los pecados se levantaron y comenzaron a volver a sus
habitaciones, comentando lo que les acababa de decir. Jimmy se acerco a mí
-cuales son
mis nuevas obligaciones?
-necesito que
me facilites toda la información que comience a solicitarte, sin preguntar
-puedo
preguntarte algo de lo que les dijiste a los pecados?
-si
-por qué
pides los castigos? Eso solo lograra de que pierdas la cabeza de a poco!- dijo,
ambos hablábamos en voz baja, casi en susurros- ellos saben lo que deben hacer,
mientras tú, tú tienes que mantenerte lo más alejada de eso si quieres vivir
sanamente
-necesito
saber Jimmy, en que me puedo convertir- dije- necesito saber hasta dónde puedo
llegar, que es lo que realmente soy
-Sam, lo que
paso antes con lo de las gemelas, eso fue simplemente…
-algo del
momento?- dije, interrumpiéndolo- no lo creo
-Sam, solo
quiero que te mantengas lo más alejada de todo este mundo por un tiempo,
necesitas pensar en lo que haces
-eso lo dices
porque leíste lo que le mande a Jared
-sé lo que él
firmo- dijo- y no me gusta para nada lo que estás haciendo
-acaso no
quieres saber lo que es estar vivo de verdad de nuevo?- dije. Jimmy me miro con
una expresión que no había visto antes en sus ojos- necesito y te pido que no
comentes nada, esto será un secreto entre tú y yo. Aceptas?
-un trato
con, como decirlo, la segunda al mando?
-aceptas o
no?
-siempre-
dijo y me dio la mano
-ahora- dije-
necesito que me entregues toda la información que tengas de los chicos
-algo más?
-también
quiero que me des información de los hombres que han presentado avaricia en los
últimos meses, en especial, si ese pecado ha crecido con el tiempo
-te dejaré
todo en tu habitación en una hora
-está bien
-otra cosa
Sam…- dijo- no quiero que sientas que tienes la obligación de hacer lo que
piensas hacer, cada uno eligió estar aquí y convertirse en lo que es
-lo sé, yo
también elegí- le sonreí- tranquilo, por ahora, sé lo que hago
-no lo creo
mucho, pero así eres
-ahora señor
Sullivan… a trabajar!
-usted igual,
señora Sullivan- dijo, yéndose a su oficina
-señorita!-
dije y se escucharon sus carcajadas a la distancia.
Volví a mi
habitación y me senté en el borde de la cama, pensando en la mortalidad del
cangrejo y en miles de cosas más.
Mi mente
andaba últimamente en cualquier parte, menos en donde debería.
Ahora me
creía la salvadora de las almas perdidas.
Bueno, en
algo me tenía que entretener por el momento.
Gire la
cabeza para mirar la fotografía que tenia sobre mi velador.
Me levante y
fui a la oficina de Jimmy, por segunda vez en el día
-Jimmy- dije.
Lo encontré buscando en unos archivos
-todavía no
tengo tu información- dijo, sin quitar la vista de los papeles
-no vengo por
eso- dije- necesito otra cosa
-qué?- dijo y
al fin me miro
-quiero los
archivos de…- trague saliva- la familia Sullivan
-familia
Sullivan?
-mejor dicho…
de mi familia y de mis amigos, los cercanos
-por qué
quieres eso? No te los voy a pasar
-hiciste un
trato
-pero… por
qué?!
-solo… quiero
los papeles- me quedo mirando, tal vez buscando algo que dijera él porque
quería esos papeles, pero no se lo haría fácil.
-toma- dijo,
abriendo un cajón de su escritorio
-los tenias…
a la mano?
-algo de mi
dijo que tal vez algún día los querrías ver
-gracias-
dije
-Sam… por
favor
-te los
devuelvo luego- dije, cerrando su puerta de un portazo.
Me senté en
el escritorio y prendí la luz, no quería perderme nada de lo que estaba a punto
de leer.
Respire
hondo.
No, ya no
quiero leer nada.
Gire en la
silla, dándole la espalda al escritorio y a los papeles. La verdad, es que
tenía miedo de lo que podía estar a punto de leer.
¿Qué harás
ahora Samantha?
Me quede unos
minutos mirando el techo, hasta que al fin me decidí a abrir el primer
documento.
Beatriz Sullivan:
Mi madre.
Avaricia,
lujuria…
Estaba
aprendiendo más cosas de mamá de lo que ella tal vez creía conocer de sí misma.
Ahí salía
todo sobre ella, cuando fue la primera vez que dio un beso, cuando se caso,
cuando fue que nos tuvo a mi hermano y a mí. Todo
Absolutamente
todo.
Hasta la vez
que le fue infiel a mi padre o mejor dicho, desde cuando…
Por mis ojos
caían pequeñas lagrimas que comenzaron a manchar las hojas que leía, tal vez no
era por el hecho que estaba ahí toda la vida de mi familia, sino por la
cantidad de secretos que nunca fueron dichos, las veces en que ellos sonrieron
cuando realmente estaban llorando en el interior, las veces que decían una
cosa, cuando en verdad era lo contrario
Las veces que
me engañaron y se engañaron a ellos mismos.
Estaba
terminando de leer la hoja de mi hermano cuando, en el fondo de la carpeta,
aparecieron unos papeles que se encontraban juntos por un clip.
Samantha
Sullivan.
Eran mis
archivos.
En la primera
hoja, en donde salía la información relativamente básica (edad, familia, cosas
favoritas, etc.) había un gran timbre, de color rojo que decía “elegida”.
Busque en la
parte de los pecados y salía un gran asterisco, lo busque en salía en
observaciones: Equilibrio perfecto entre pecados y virtudes.
Eso era lo
que me hacia tan especial?
Estaba
incompleto, eso era claro, ya que le faltaban varios espacios por rellenar.
Creo que
estuve llorando por un largo rato
¿Realmente te
duele enterarte de estas cosas Sam?
Toda familia
tiene sus secretos, pero no toda familia tiene un familiar que va a reemplazar
al diablo.
Fui a la oficina
de Jimmy
-por tercera
vez?- dijo cuando abrí la puerta
-toma- dije y
le pase los archivos que me había entregado- puede que después no me veas en
mucho tiempo así que aprovecha de verme ahora
-y… que tal?
-solo diré…
wow!- dije y me apoye en la muralla, al lado de la puerta
-te enteraste
de muchas cosas que no querías enterarte, no?
-digamos que
me ayudo a saberlas, nunca mire a mi familia como santa, sabía que tenía sus
defectos y todo, pero ahora al menos sé él porque
-te dolió?
-creo que… me
lo esperaba
-sabias lo de
tu mamá?
-no, pero… lo
suponía…
-era mejor
que no los hubieras leído- dijo Jimmy, guardándolos en su escritorio
-Jimmy… ¿Por
qué mi hoja está más vacía que el resto?
-hay cosas
que no se saben de ti y otras que se han ido eliminando, como lo de la familia
-porque ya no
la tengo?
-exacto
-y va a
llegar a un punto… en la que no tengo nada?
-ve el
archivo de Jared- dijo, pasándome muchos papeles en blanco, en la que solo salía
el nombre de Jared y su fotografía
-vaya…
-te sorprende
que no tenga nada
-no, que
tenga taaaaantos años y siga viéndose tan joven!
-anda a acostarte
Sam- Jimmy se levanto y se acerco a mí. Me tomo de los hombros- nos esperan
largos días, tú tienes que buscar a Avaricia y yo… tengo que buscar muchos
papeles
-suerte
entonces- dije, abrazándolo y despidiéndome de él
-suerte para
ti igual- dijo y me fui a mi habitación.
Nunca antes
había tenido tantas pesadillas…
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