lunes, 8 de agosto de 2011

Momentos.-

Una pequeña brisa hizo que mi atención se centrara hacia donde estaba la ventana de mi habitación, al lado del escritorio.
El sol comenzaba a descender, dándole un pequeño toque rojizo a todo el paisaje que se alcanzaba a ver a través de la techumbre de mi barrio.
Mire hacia la esquina de mi ordenador, percatándome de la hora que era: 19:34
Era verano, por lo que a esta hora todavía había un poco de luz.
Hace bastante tiempo había dejado de interesarme por mi trabajo, así que baje lo que sea que hacia y me dirigí a la ventana.
Esta era una de las veces en que el cielo dejaba ver su belleza, su mezcla de colores y su gracia de hacer sentir libre a cualquiera.
El color rojo y sus tonalidades siempre había sido uno de mis colores favoritos y verlos combinados actualmente, gracias al sol, era realmente algo que valía la pena todo el tiempo que fuera necesario.
Pero la belleza no era lo único que despertaba en mi ese paisaje, no, claro que no.
Estas eran las ocasiones que despertaban en mi unas ansias bastante grandes de escribir, de dejar que mi mano tomara delicadamente el bolígrafo y volara por la hoja en blanco de mi croquera, que por algún motivo que agradecía, estaba cerca mio.
Los pequeños pájaros que tenían su nido en el árbol que daba a mi casa, comenzaban a emprender su vuelo, de la misma forma en que yo comenzaba a garabatear la hoja.
En algo teníamos de parecido amigo.
Me quede bastante tiempo pegada viendo la apuesta de sol y como los pájaros intentaban una y otra vez despegar sus pequeñas patitas del montón de ramas.
Yo arrancaba mi primera hoja
El sol comenzaba ya a desaparecer completamente de mi vista, que era restringida por la casa que estaba a mi lado, dejando ver una combinación de colores oscuros y frío, que luego darían paso a la oscuridad de la noche, alumbrada por los favores de la calle.
Tenia que apurarme, antes de que ese momento acabara, al igual que ustedes pequeños amigos.
Mi ojos se pegaron en la nada, de la misma forma en que antes se habían pegado en el paisaje.
Tenia un detalle: Solía perderme tanto en mi mente, que luego no sabia ordenar mis pensamientos.
Tienes que hablar con tal persona, soluciona ese problema con tu madre, trata de aguantar a tu hermano, no dejes que su comportamiento te moleste, tienes que recordar que en esa semana tenias dos pruebas de materias importantes, debes pagar las cuotas del colegio, termina la guía del preuniversitario, diles a tus amigas que tan importante son para ti.
Tranquila cabeza, tengo presente mucho esas cosas, pero ahora no es el momento.
Volví a mirar a los pajaritos, percatándome de que ya no estaban.
¿Qué les habrá pasado?
Me inquiete, tal vez en sus intentos por volar, habían caído al suelo y no habían sobrevivido al golpe.
Oh...
Cierto sonido llamo mi atención, pero mi vista no encontraba la fuente de ese sonido
Pero que...
Tres pajaritos pequeños, de pelaje azulado, se encontraban dando vueltas alrededor del árbol en que se encontraba su nido.
Lo habían logrado
Si ellos podían, yo también iba a poder escribir.
El sol ya no estaba y la oscuridad inundaba cada rincón de mi habitación, que solo era alumbrada por la pantalla del ordenador.
Los pájaros ya debían de estar en su nido, descansando de su gran hazaña y ahora yo, cerraba la croquera, la dejaba en mi escritorio y volvía a mi ordenador, con una sonrisa en el rostro.
Yo también lo había logrado.
Había logrado escribir lo que tu te encuentras leyendo en este instante
No soy buena, lo sé, pero nunca logro ordenar bien mis ideas al escribir y la ortografía siempre era mi mayor obstáculo.
Solo esperaba que una pequeña brisa que se filtrara por la ventana, me lograra sacar del mundo y me condujera nuevamente al mundo de los que sueñas despiertos.

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